A puertas de la ratificación de
los Cupos Equidad en el reglamento universitario por parte del Senado
Universitario, es que sentimos la necesidad de aclarar y problematizar la razón
de su existencia, en tanto se constituyen como meros parches frente a la
segregación del sistema educativo de nuestro país.
Planteamos que
La propuesta de Rectoría la
entendemos como una medida acomodaticia ya que sólo ofrece una limitada cantidad
de cupos y no cuestiona la correlación directa entre el puntaje PSU y el NSE de
los estudiantes. Esto se refleja en el piso mínimo de 600 puntos para recién
poder ser considerado por los cupos equidad, desconociendo la desigualdad del
sistema educativo en Chile, donde la inmensa mayoría de los estudiantes
pertenecientes a familias de bajos recursos, no logran alcanzar dicho puntaje.
De esta forma, los estudiantes que logren optar a los cupos equidad, si no
pertenecieron a uno de los colegios “emblemáticos”; corresponden a aquellas
excepciones que bajo condiciones adversas logran tener un buen puntaje, reproduciendo
la falacia de igualdad de oportunidades de nuestro sistema educativo.
Por otro lado, estos cupos se
sustentan bajo una lógica que busca seleccionar a los estudiantes que
supuestamente son los mejores dentro de los sectores populares, bajo la idea
que es por su mérito y esfuerzo personal que han logrado ser elegidos, invisibilizando
las condiciones materiales que han excluido a la mayoría. Esta lógica/ideología
meritocrática conlleva 2 grandes problemas: el primero, que mientras los ricos
pueden pagar una universidad sin tener que demostrar su supuesto mérito, son
los pobres quienes deben demostrar ser los “mejores”, además de desafiliarse
del condicionamiento socioeconómico que los sepulta; y segundo que, impide
pensar la educación como derecho social, sino como recompensa al esfuerzo o
capacidad individual. Si bien, terminar con la lógica meritocrática en el
sistema educativo implica un cambio estructural, entendemos que si el horizonte
de acceso que buscamos se sustenta en ésta, avanzaríamos simplemente a un nuevo
tipo de segregación.
En síntesis, si consideramos la
baja cobertura y cantidad de cupos con que cuenta este sistema de acceso
alternativo, podemos señalar que estamos lejos de lograr un acceso igualitario
a nuestra Universidad. Además de dejar fuera elementos claves para avanzar
hacia la igualdad y calidad, como es asegurar la mantención del alumno.
Considerando lo anterior, y
reconociendo que si bien los Cupos Equidad pueden considerarse como un avance
hacia la deselitización de la Universidad de Chile, planteamos que la
implementación de éstos no nos puede dejar la sensación de haber solucionado el
problema del acceso. Por eso llamamos a seguir discutiendo, construyendo y
proyectando los siguientes pasos en pos de un horizonte de acceso irrestricto a
la educación superior.
Planteamos que en un corto plazo
debemos luchar por la implementación de un sistema de cupos que apunten a que en
la matrícula de la U. de Chile (y de toda la educación superior) se vea
reflejado el espectro socioeconómico existente en Chile, y que a la vez,
consecuentemente se exprese nuestro rechazo a la PSU como mecanismo de
discriminación de clase. Es por eso que ahora que se han institucionalizado los
Cupos Equidad, todos debemos trabajar en nuevos sistemas de acceso bajo
horizontes políticos claros, llegando incluso a apuntar más allá de un acceso
irrestricto, sino que tenemos que ser capaces de construir un proyecto público
de educación, donde tengamos garantizada una mantención, integración, igualdad
y por sobre todo una enseñanza que tenga como objetivo central ser por y para
el pueblo.
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