FeL– USACH ante la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile

Los férreos defensores de los estatutos, son los mismos férreos defensores de la continuidad de la paupérrima federación de estudiantes y su más triste y alicaída imagen[1].

Son aquellos que ponen el grito en cielo cuando los estudiantes sobrepasan los limitados parámetros del reglamento universitario.

Si los estudiantes no reconocemos la validez de la Federación, no es por mero gusto, maña o pseudo irreverencia, sino porque es un estorbo para el estudiantado que se ha cansado de esperar que un grupo de aspirantes a futuros concejales, alcaldes, o quien sabe, hasta parlamentarios, le solucione sus problemas.

Y no es por simple inoperancia o incompetencia, sino por un NULO interés de contribución al desarrollo de un movimiento estudiantil o si quiera una crítica al modelo establecido.

Estos comisarios universitarios, paladines de la institución son los mismos que esperan que cambiemos la educación por decreto negociando con los parlamentarios.

Es a través del proceso de toma de conciencia y organización de los estudiantes, que estos se dotan de instancias y métodos que le permitan avanzar en sus procesos y asegurar su funcionamiento.

Dirán que queremos el caos, pero son ellos los que temen a la organización, porque su “trabajo” es producto del adormecimiento de los estudiantes.

Su excusa de quién revisará las becas de matrícula y las carencias de los créditos universitarios (su mayor trabajo después de la semana cachorra), son tareas meramente administrativas, posibles de hacer a nivel de carrera y hacer llegar a las autoridades mediante el consejo de presidentes.

Respecto a su rol dirigencial, hemos visto a la federación mas a la siga, que a la cabeza del movimiento estudiantil, lo que no nos molesta, sólo nos hace confirmar su innecesaria existencia.

Más que perder el tiempo en organizar una nueva elección, debemos fomentar la discusión en torno a la educación que queremos y cómo vamos a conseguirla.

Idear el método por el cual podamos avanzar en conseguir la educación pública, gratuita y gestionada por los miembros de la comunidad educativa. Métodos en los cuales no haya espacio para las decisiones a espaldas de los estudiantes y “dirigentes” que sigan las líneas de sus partidos en vez de la trazada por sus bases.

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[1] Basta mencionar la situación de Gonzalo Ramírez, actual presidente de la FEUSACH y militante del Partido Socialista, quien fue acusado de utilizar los fondos de la Federación para viajar a hacerle campaña a Frei, imprimir propaganda para su partido, costear el celular de su pareja, además de robar la caja chica de la Federación y 26 botellas de ron en la semana cachorra (que sinceramente no sabemos cómo ni dónde las escondió y preferimos no imaginarlo).