El pasado 14 de junio los medios de comunicación nos sorprendieron con el anuncio de que el Consejo de Rectores, en sesión extraordinaria, había aprobado la inclusión del Ranking en el proceso de selección 2013. El Ranking es un puntaje que se le asigna a cada estudiante dependiendo del lugar que ocupe en la promoción de su colegio, privilegiando aquellos que estén por sobre la media de su establecimiento. Este puntaje Ranking será una nueva variable, junto al NEM y las pruebas PSU, en el cálculo del puntaje de postulación a partir del próximo año.
En la práctica, la incorporación del Ranking implica que en muchos colegios donde nunca nadie había obtenido altos puntajes PSU (en 312 colegios del país ningún estudiante tuvo más de 500 puntos, en egreso 2011), y por tanto llegado a la universidad, los alumnos de buen rendimiento sí podrán hacerlo. Tal como ha ocurrido con iniciativas como los Propedeúticos y el Sistema de Ingreso Prioritario en el caso de la U. de Chile (cupos de equidad), son instancias aún insuficientes, pero que han abierto una puerta a la discusión sobre acceso y equidad, y han permitido a cientos de estudiantes ingresar a la universidad, generando un impacto en su entorno familiar y generando expectativas y motivaciones diferentes en su entorno escolar.
En la práctica, la incorporación del Ranking implica que en muchos colegios donde nunca nadie había obtenido altos puntajes PSU (en 312 colegios del país ningún estudiante tuvo más de 500 puntos, en egreso 2011), y por tanto llegado a la universidad, los alumnos de buen rendimiento sí podrán hacerlo. Tal como ha ocurrido con iniciativas como los Propedeúticos y el Sistema de Ingreso Prioritario en el caso de la U. de Chile (cupos de equidad), son instancias aún insuficientes, pero que han abierto una puerta a la discusión sobre acceso y equidad, y han permitido a cientos de estudiantes ingresar a la universidad, generando un impacto en su entorno familiar y generando expectativas y motivaciones diferentes en su entorno escolar.
Es importante entender que éstas iniciativas están enfocadas a captar los estudiantes con mejores rendimientos dentro de su contexto socieconómico (en su curso, en su colegio), y no a nivel nacional como la PSU, que pone a todos los estudiantes del país a competir en desigualdad de condiciones. En la medida que la ponderación del Ranking sea un porcentaje no menor al 10%, es efectivamente una disminución en el poder de filtro de la PSU.
Si bien hay que reconocer que esta medida presenta en avance en el intento por deselitizar las universidades y tener un acceso más equitativo, como lo han sido los Cupos Supernumerarios y las Becas de Excelencia Académica, aún presentan el error de instalarse sobre un concepto de meritocracia que privilegia “talentos académicos”. No es posible levantar una política de acceso que se alce en base al mérito y el individualismo, generando competitividad, sin repensar el sistema en su conjunto ni considerar otros factores socieconómicos y culturales.
No debe ser por la falacia del esfuerzo personal que se alcance el ingreso a la educación superior, sino por el libre ejercicio del derecho a la educación. La meritocracia responde a los mismo argumentos del tan renombrado emprendimiento, una postura ideológica que busca individualizar la responsabilidad del “éxito” y la “movilidad social”, absolutamente contradictorio a la organización popular y la autogestión comunitaria.
Así concebimos la educación desde LUCHAR, como un derecho social, y pensamos que desde allí debe instalarse una política de acceso que tenga su foco en la diversidad, entendiendo que es ese un componente indispensable para una educación de calidad. La diversidad en el aula responderá al ejercicio de un derecho social, que generará profesionales integrales, con mayor conciencia social y de clase y enfocado a las necesidades reales del país, y no del mercado. En esa línea se ha trabajado desde el Congreso Social por un Proyecto Educativo.
Entendiendo esto, no debemos perder el foco como movimiento estudiantil y social, pero tampoco podemos abstraernos de pronunciarnos ante la contingencia. La inclusión del Ranking nos plantea dos desafíos concretos. Por un lado, es al DEMRE y al CTA (Comité Técnico Asesor del CRUCH) a quienes se les ha pedido elaborar una propuesta técnica para la implementación del Ranking, la que presentarán en la próxima sesión del CRUCH el 28 de junio, día en que saldremos a las calles nuevamente a demostrar que la movilización es nuestra vía. Es nuestro deber interpelar a estas instituciones para que se defina un porcentaje no menor al 10% para todas las universidades por igual, de lo contrario no será más que una experiencia testimonial sin impacto. Del mismo modo buscar que la construcción de la media de cada establecimiento sea en base a varias generaciones, para así disminuir la competencia entre compañeros de una misma promoción.
El segundo desafío, y el más importante, es la invitación a levantar una propuesta popular de acceso que se construya con todos los actores sociales, no sólo los del mundo educativo. Una invitación a repensar la universidad, a deselitizar no solo el acceso, sino que también la docencia, la forma en que entendemos la pedagogía y la producción del conocimiento, de forma más inclusiva. LUCHAR piensa el acceso más allá de quien se matricula. Es un eje transversal el abrir la universidad a las necesidades y la creatividad del desarrollo de los actores sociales. Abrir la institución supone además democratizar el conocimiento, su orientación y vinculación a toda la población.
La equidad en la educación no será un discurso efectivo mientras no exista una transformación radical del sistema socieconómico que la sustenta. Los procesos de cambio que necesariamente deben llevarse en paralelo, sólo serán posibles a través de la articulación de todos los sectores, en la construcción del poder popular y en la autogestión de nuestros propios derechos. El único camino a la sociedad libre y soberana es alzar al pueblo organizado a Luchar.
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